El viaje transpersonal de Chihiro.

Esta aventura del genio Hayao, nos permite ver el pasaje del mundo del ego al mundo espiritual y el resultado de este viaje.

Al principio, el ego se deja ver en una niña de tantos años con un nombre y  apellido, con sus padres y el apego de no querer mudarse ni cambiarse de colegio.

De pronto se encuentra en un universo desconocido donde hay seres y deidades de otros mundos, de otras dimensiones. Recordándonos : “dejaras a tus padres “ para entrar al reino de Dios.

Los padres al ser tentados por la comida y la gula  muestran como se dejan caer en la tentación de la tierra, de lo mas animal del humano y por eso se convierten en chanchos; olvidando que son luz.  Intentan que Chihiro haga lo mismo pero ella no cae en la tentación. Acto que  también se repite cuando Sin Cara la tienta con el oro (abundancia  material) mientras que ella deja ver su compromiso con su misión y la abundancia espiritual negándose a aceptar. Asimismo vemos su amor incondicional, ya que no lo juzga y lo guía para abandonar  ese lugar para ser salvado de la esclavitud y la oscuridad.

Ella tuvo que entender las leyes de ese lugar para poder transitar con ellos y sin perecer. Nada de lo conocido le servía ahí, ni siquiera su nombre.  Haku es su maestro guía en ese reino y le va enseñando las leyes del lugar, su funcionamiento.

Luego de ayudar a un ser  hediondo, al que nadie quería acercarse supieron que se trataba del Dios del Rio (de las emociones) quien le da un obsequio que era salvación para los dormidos, hipnotizados. Ella supo inmediatamente que  lo usaría con sus padres y con Haku, quien también había olvidado quién era y a qué había ido a ese lugar.  

En su amor incondicional demuestra en todo momento la obra de Dios en cada paso. No juzga, no ataca, no se queja, no critica, agradece, aun siendo una pequeña perdida en un mundo misterioso, sola y desconcertada. Sin embargo, mantiene la confianza en su origen, y da amor a todos por igual.

Cuando Haku despierta se reconocen como hijos del mismo padre. Probablemente sea el significando de aquellas almas que ya estuvieron en otras vidas acompañándonos.

La abuelita le da de obsequio para el viaje una tira para el cabello,  tejida por sus amigos de ese mundo como recuerdo. Siendo esa  tira para el cabello, es decir, para los pensamientos podría entenderse como un intento de evitar que se olvide de esa experiencia, lo aprendido, que se lleve esa sabiduría con ella.

Al finalizar su viaje, se le propone un acertijo. La pregunta podría haber sido cualquiera pero la idea es que,  luego de esa experiencia mística pueda dar cuenta de que es lo que se lleva de ella. Qué cosas pudo descubrir de sí misma. Una evaluación de sabiduría y evolución y transmutación. Hacer consiente lo inconsciente lo que  genera autoestima, confianza, felicidad y sanidad.

La pregunta era si sus padres estaban allí, ella responde que no, siendo esta correcta.

La repuesta era obvia ya que en su camino descubre que su verdadero padre no son esos cerdos sino Dios. Ella no es hija de la tierra sino de la luz.

Finalmente se despide de todos y de Haku sabiendo que se  volverían a encontrar a través del tiempo o quizá en una próxima vida.

Al volver con sus padres se le devuelve su ropa y su nombre (su personalidad, el ego) pero con la condición de que no mire hacia atrás. Como en el mito de Perseo  mirar atrás sería volver al ego, olvidar quienes somos.

Cuando vuelve al anterior todo se ve diferente. Se deja ver el cambio de cómo se aprecia la realidad una vez que uno inicia un camino espiritual.